Segundo día.

Hoy he vuelto a coger la bicicleta y he llegado con las piernas temblando. Demasiado tiempo sin usarla, no puede ser, tengo que empezar de nuevo, poco a poco. Además hay que poner a punto el cambio de piñón que me ha dado mucha guerra.
Por el camino de tierra encontré lo que olía tan mal estos últimos días. Mis sospechas no iban muy descaminadas, es un perro en estado de descomposición. Tremendo.

Al final la llamada prometida no se ha efectuado, reunión aplazada. Tal vez mañana sea el día, al menos así lo deseo.

Con Ella parece que todo ha vuelto a la normalidad, ojalá dure así otros ocho años. Es muy dura la distancia, terminas acostumbrándote de nuevo a la soledad, te hace muy independiente. Si pasamos esta prueba, pocas cosas podrán separarnos.

El Rey Carmesí está haciendo temblar las paredes, me está gustando mucho y eso que pensé que serian demasiados experimentales... por ahora vamos bien.